THEE SUCKIN’ DICKS – 10 AÑOS DE SU
PRIMER SINGLE 1977, Parte 1.
Entre ayer viernes 21 de diciembre y hoy sábado 22, se
cumplen 10 años de una fecha muy importante en la historia de H-Records. Esa
noche se presentaba en directo en Madrid y de manera oficial, el primer single
de THEE SUCKIN’ DICKS, ganadores del primer concurso para nuevos grupos de la
Sala Gruta 77, cuyo premio consistía en la grabación de cuatro temas en
estudio. La historia de este single pues, empieza unos meses antes en la propia
sala Gruta 77.
En primavera de 2002, cuando nació H-Records, un servidor
viajó hasta dos veces a Madrid. En ambos viajes acompañé a los dos grupos que
arrancaron con las primeras ediciones del sello, los Torazinas y los Rippers.
Ambos viajes resultaron muy fructíferos en cuanto al desarrollo del sello, ya
que en el viaje con Torazinas, el sábado 15 de junio, acudimos al primer
festival de la página web Ipunkrock.com, que por aquel entonces aún sólo era medio
conocida. En ese primer cartel estaban los madrileños Rancho Santo y los gallegos
Rock-A-Hulas. Estos últimos acabarían grabando lo que sería, unos meses más tarde, el
primer vinilo editado por H-Records, en otoño de ese mismo año. En el otro
viaje, el primero, acompañé a The Rippers a su primer desembarco en Madrid en
años. Iban a compartir cartel con un grupo local que iba a tocar segundo,
porque la gran mayoría del público iría a verlos a ellos. Ese día, un viernes
31 de mayo, la entrada en el Gruta costaría 4,50 euros. Menos de lo que vale
hoy un single en cualquier tienda (!!!!).
Recuerdo que a los Rippers, en general, de entrada, no les
convencía mucho la idea de eso de tocar primero, viniendo de fuera. Pero, realmente,
la opción de tocar en Madrid en una sala para 300 personas nació del
responsable de la propia sala, el siempre atento, amable y colaborador “El Indio”
(otra persona muy importante en la historia de H-Records a la que siempre
estaremos eternamente agradecidos por todo su buen hacer). Así que el tema de
los “ordenes” se dejó aparcado y se siguieron las “ordenes” de quien sabe y
listos.
Esa noche “las Suckin”, como ellos mismos se llamaban, no
llevaban encima ninguna copia de su demo grabada, así que prometieron enviar
una a H-Records por si nos interesaba. Afortunadamente, a los pocos días ya estaba
sonando una y otra vez esa demo de cuatro temas, más unos añadidos grabados en
directo. Apenas unas semanas después, casualidades de la vida, Thee Suckin’
Dicks se volverían a cruzar en el camino de H-Records, coincidiendo en el
Morcilla Rock, el mejor festival independiente al que jamás he asistido. Esa
mítica noche del 20 de julio, en Villarcayo, provincia de Burgos, compartieron
cartel con Torazinas, Holy Sheep, Rip KC, The Real McCoyson o Commando 9MM
entre otros. Arrasaron, simplemente arrasaron con todo y con todos. Ya no había
nada más que pensar, las Suckin’ tenían que sacar un single con H-Records.
Unos meses de espera y trabajo, ideas, preparaciones varias y
un interés y un empuje únicos por parte del grupo, de los mejores grupos
humanos que pasaron por H-Records de siempre, acabaron por dar como fruto una
edición en vinilo preciosa, desmenuzando cada copia como una joya única y
especial, dotando a la tirada de 365 copias como algo exclusivo. Cada copia del
disco, en el interior de la portada desplegable, contenía el calendario de 1977
y cada copia individual, representaba un día correlativo de ese calendario. La
verdad es que la idea, hasta que no la tuve en mis manos y en mis morros, no lo
tuve claro, pero Lee Anderson, a.k.a. Pato, diseñador y creador, lo tenía todo
controlado. Todo controlado pero no resuelto. Una hora antes del concierto,
recuerdo estar en los camerinos del Gruta enfundando singles y escribiendo
frases míticas para acompañar cada fecha. Cosas del directo, oigan.
Los vinilos llegaron de Checoslovaquia unos días antes del
gran día, angustiando lo justo y necesario al personal, pero llegaron. El tema
de los plazos para editar un disco independiente en España, daría para un libro
entero, así que hoy lo aparcamos. Como digo, los singles llegaron bien. Quien
tenga o haya editado un disco alguna vez sabrá la gran sensación que uno siente
cuando le llega una edición de discos de la fábrica. Ya pueden ser vinilos o
compacts, da igual. Cuando suena el timbre y es el repartidor de turno que te
trae una referencia nueva, para un servidor es como parir un hijo, guardando
las distancias. Es difícil de explicar las vibraciones tan positivas y
exultantes. Bien, pues obviamente cuando recibes varios cientos de discos, lo
que haces es abrir una caja y de esa caja, abrir otra pequeña y sacar una
copia, encender el tocadiscos y cruzar los dedos para que todo funcione y suene
bien. Abrí una caja grande, luego una pequeña y saqué un disco. Ya sólo las
galletas, impolutas y brillantes, ya presagiaban algo grande. El vinilo, negro
como el carbón, sonaba a puro cañón. El viaje a Madrid se confirmaba y la quinta
referencia de H-Records en 2002 daba a luz.
Final de la
parte 1. Continuaremos otro día.
Texto: LLUCI
ROSTRA / NEW H-RECORDS.